lunes, 23 de agosto de 2010


Amigos míos: hace pocos días, sin que se hiciera cobertura en todos los medios, se realizó un evento en que participaron poetas nacionales en diferentes locaciones de El Salvador:

"Movimiento Poetas del Mundo se reunió en El Salvador del 16 al 21 de agosto. El evento, denominado “Contra la violencia, poetas del mundo en El Salvador” reunió a escritores mesoamericanos y buscó contribuir con los principios de respeto a la vida, la libertad y la justicia, desechando la violencia. La agenda de la jornada incluyó recitales, la discusión y elaboración de un manifiesto mundial contra la violencia en El Salvador. Las jornadas se llevaron a cabo en el Palacio Tecleño de la Cultura y las Artes; Instituto Nacional Damián Villacorta, Santa Tecla; Universidad de El Salvador; Teatro Nacional de El Salvador, entre otros".

La idea central era clara: escribir algunas líneas en contra de la violencia que destroza a nuestro pequeño país. La Revista LetrA-Z me publicó un poema triste pero con dejo de esperanza en los últimos versos... Ojalá y alguno de mis lectores escriba algún comentario sobre estas líneas...



Detalle de "La Cene", del pintor salvadoreño "San Avilés"


Rapsodia en Azul y Blanco


¡Eras tan joven, mi Patria,

Mi amada!

Aún bostezabas

―amanecer de tu existencia―

Entre cantos de gallos

Y estrépito de arados

Rasguñando La corteza de la tierra…

¡Cuán ajena eras

A devaneos perversos

A corrupciones innombrables!

¡A cuánta desolación

Y martirio

Te han sometido!

Siglos y siglos

De temblores, marejadas,

Pestes y guerra sin cuartel…

¡Tantos lutos superpuestos!

Hoy apenas te conozco

Perdida

En tus nuevos atavíos…

Testigo he sido

De tu carrera de trotacalles

De tu ascenso meteórico

Desde las veredas de mi campiña

Hasta los luminosos escenarios

La alfombra roja

Las pasarelas fantasiosas

En que hoy, impúdica, te exhibes.


Pero allá

En lo profundo de tu entraña

Allí

Donde se inventó mi hombría

Sé que tu hambre es por mi carne

Que tus humedades

Se destilan en mi nombre,

Ese nombre que tus labios musitan

En la plegaria de la posesión

Cuando rindes tu pudor

Sin vergüenza

Y de triste modo

En la incondicional entrega

De cada día.

Pero en mi íntima victoria

De saberte tan mía

Encontrarás también

El perdón

A tu depravada ligereza.


¿A quién señalar con el dedo acusador?

¿A ti, Madre Patria

Ingenua criatura

Esclava de su adicción

A las emociones fuertes,

A las pasiones proscritas

Por la natural decencia?

¿O acaso a los asexuados

Pero cultos y dilectos

Proxenetas

Que trafican a la luz pública con tus carnes

Al mejor postor?

¿O acaso apuntará mi dedo

Al augusto prohombre

Al pastor de pueblos

Que reduce a dineros

Y mercancías

Lo intangible,

Lo no contable,

La dignidad de esta raza

Que pariste en soledad?


Pidan perdón

Hijos de la Nueva Babel-Babilonia

Bastardos sin padre conocido:

Pidan perdón Ustedes

Los condenados a medrar

Entre cordillera y cerúlea marejada

En este hogar

Agreste y tierno a un tiempo:

Minúscula geografía

Altiva miseria

Sudor y sangre

Sonrisa sincera…


Hugo Villarroel Ábrego

miércoles, 18 de agosto de 2010

"Fallen", otra foto de mi colección en FLICKR.


AMIGOS Y AMIGAS:

Hace algunos días recibí un correo electrónico de una gran amiga, la doctora en medicina Marina Alabí de Mathus. En ese correo ella me contaba que envió mi cuento "Vagil" a su hija Linn, también médica, por cierto, oncóloga pediatra. Cuando Linn leyó la historia escribió otro correo para su madre y ella tuvo la amabilidad de reenviármelo. Lo posteo en La Jirafa Azul" por dos razones:

1. Se trata de un comentario que me ha calado hondo en lo personal;
2. Este comentario demuestra que si se toca la fibra específica, del corazón de cada ser humano brotan chorros de poesía.

Gracias a Marinita y a Linn por su interés en mi trabajo. Transcribo el correo a continuación:

"Mami:
...He leido el cuento "Vagil", me senti tan identificada con el Dr. Gervasio que termine llorando de la emocion. Creo que Dr. Villarroel describe con exactitud al tipico medico obsesivo compulsivo, que ve en cada paciente un reto y se entrega de lleno luchando por arrebatar de la muerte a cada persona... Creo que es la mision del medico buscar que las personas tengan la oportunidad de seguir viviendo. En consecuencia el medico muchas veces renuncia a las celebraciones, a la familia, a los amigos y, cuando uno viene a darse cuenta, su familia es la gente con que comparte en el hospital... Lo bonito es que cada vez que se gana una batalla se siente orgullo, una felicidad que no tiene descripción... Uno se siente satisfecho porque fue útil, gano el reto, le gano a la muerte. Al final, cuando nos damos cuenta, nuestra familia resulta ser ede mismo paciente que antes era alguien desconocido.... Bueno, usted me entiende por que la contagio de todo lo que vivo en el hospital... y algunas veces nos darán las gracias, otra veces no, pero algo sí es bien cierto: Hay algo superior , Dios, la vida , el universo llámese como se llame eso que nos retribuye de alguna manera, haciendo que la gabacha blanca nos de la fortaleza para enfrentar lo que venga, [ojalá pudiéramos] volvernos intocables, invencibles... Pareciese que [los médicos] somos una especie de agentes secretos, [investigando] qué hay mas allá de lo comprensible para el hombre... Y cada uno recibe su premio por tanto sacrificio, en el momento justo, como en la historia... La verdad es que el escritor ha logrado con su lenguaje sencillo, fluido, transmitir la emocion de cada uno de los personajes de la historia..
Gracias por compartirla conmigo.

Con amor

Su hija Linn."