viernes, 13 de agosto de 2021

 

Aquí posteo para ustedes la letra “R”del proyecto C.R.A.S.H… Me refiero a RESPETO. En los próximos posts hablaremos de Amor, Servicio y Humildad.


RESPETO.

El respeto es un valor que se define, según la Real Academia de la Lengua Española, como “veneración, acatamiento que se hace a alguien, miramiento, consideración, deferencia”. En su forma plena, el respeto se demuestra con el ejercicio de la tolerancia, a su vez definida como “un valor moral que implica el respeto íntegro hacia el otro, hacia sus ideas, prácticas o creencias, independientemente de que choquen o sean diferentes de las nuestras”. Siendo cada uno de nosotros un ente altamente complejo, con pensamientos, emociones y actitudes irrepetibles, resulta improbable encontrar una coincidencia absoluta en cuanto a pareceres, visión de mundo y jerarquías de valores. Nos hermanan el código genético y la condición de hermanos en el mundo espiritual, todos hijos de un mismo Padre. Ahí terminan las semejanzas y comienza el abismo de las diferencias… por ello resulta prioritario, más aún, urgente, el aprender a convivir, gustosos y con buen espíritu, cada uno entre millones de extraños entre los que se contarán nuestros futuros amigos o enemigos, la pareja de una vida o aquel amor que nunca se podrá concretar.

En todo caso, hay límites que no deben cruzarse, fronteras sagradas que hasta Nuestro Señor no quiso traspasar: el libre albedrío de cada uno dicta las directrices de la vida personal, aún errando, tropezando, trastornando el equilibrio natural, causando, incluso, daño al prójimo o a uno mismo. Esta libertad muchos la ejercen sin respeto, aunque demandan se les respete la suya propia, a menudo sin conciencia de esa falta de simetría… Precisamente se ha dicho (Benito Juárez) que “el respeto al derecho ajeno es la paz”, por lo que cualquier intento de pacificar a la sociedad comienza por estar en paz consigo mismo, en no irrespetar el propio cuerpo ni violentar al propio espíritu; escrutar el mundo interior con intenso examen de conciencia para luego, con toda la humildad de que podamos hacer acopio, armarse de compasión, seguir el ejemplo de Jesús y laborar por la paz con el prójimo y el resto de la humanidad, así como con nuestro mundo y todas sus criaturas. De ahí la relevancia del respeto, como valor, como generador de paz, en libertad.


¿Significa esto que deberemos, con cobardía y pasividad, claudicar ante los atropellos ajenos, ante las faltas de respeto? Poner la otra mejilla no es cobardía, es el manifiesto de una intención de no dañar, una propuesta de tregua… El diálogo, la delimitación de las líneas que no deben ser cruzadas, buscar el concurso de la ley y apoyarse en la fortaleza que viene de la Fe pueden ser los signos de un ser que vive signado por la devoción al respeto, consagrado a hacer de su entorno un lugar mejor y más apacible y, muy importante, alguien dispuesto a comprender y perdonar... Sí, el respeto lleva también al Perdón, porque estamos dolorosamente conscientes de que todos y cada uno de nosotros podemos fallar, lastimar… Y que también podríamos ser merecedores de ser perdonados, en virtud de ese mismo respeto que todos necesitamos, a menudo desesperadamente, como seres humanos.


Vivamos, pues, humildemente pero con intensidad, amando sin límite, pero respetando, poniendo a este valor como elemento fundamental que dirija y condicione toda interacción con la Naturaleza, con sus criaturas, con el prójimo y, en especial… Con uno mismo. En todo caso, tenemos la Misericordia de Dios, que nos alienta a perdonar las faltas de respeto, para poder sanar las almas, para aspirar a ese Paraíso que se nos ha prometido pero que debemos construir también, cada día, en nuestra Tierra.


Hasta pronto, amigos.

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