EDITORIAL: EXPECTATIVAS Y ESPERANZAS EN TIEMPO DE COVID-19.
Cerca del fin del año 2 de pandemia, la emergencia de variantes agresivas y altamente infecciosas del SARS-CoV-2 sigue fomentando altas tasas de contagios, en especial en población juvenil aún no inmunizada. La desesperante lentitud de las campañas de vacunación -a ratos pareciese que se requiere de sobornos para motivar a los renuentes- no ha permitido que la ansiada inmunidad de rebaño sea posible, excepto en ciertas locaciones específicas de alto rendimiento, como Israel, Emiratos Árabes Unidos, Chile y Uruguay. Aún a pesar de que estos países han superado hace algunas semanas las tasas de 70% de cobertura en adultos, las variantes como delta y lambda han causado repuntes alarmantes, que, en apariencia y al menos para estos países, están comenzando a ceder. En el presente boletín daremos preferencia a noticias cortas de interés, debidamente documentadas, en la mejor tradición del periodismo médico. Damos, además, acceso a las fuentes originales, para quienes deseen profundizar y navegar en otras dimensiones anexas a la noticia principal.
La
ruta es larga, pero no hay motivos para desmayar. Estamos a las puertas de
tomar decisiones que otros, con mucho valor, ya están afrontando: aplicar las
primeras dosis de refuerzo. Esto, claro, dependerá, con mucho, de las vacunas
empleadas en principio, en especial vacunas como CoronaVac y, con casi total
seguridad, de AstraZeneca. Estos refuerzos resultan controversiales cuando ni
siquiera se ha alcanzado una cobertura mínima deseable en muchas locaciones,
pero deberían ser prioritarios, en opinión de este editor, en sujetos de muy
alto riesgo que tienen inmunizaciones de inferior eficacia en cuanto al
mantenimiento de niveles de anticuerpos protectores. La emergencia de nuevas
vacunas y de vías novedosas de administración aumenta la esperanza en un mundo
libre de pandemia. Todo está, para bien o para mal, en nuestras manos.
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